Para la segunda actividad de nuestro taller de experimentos con plantas, necesitábamos agua de colores. ¿Cómo podíamos hacer eso?
Se nos ocurrió que podríamos reutilizar los cartuchos de rotuladores que ya no pintaban y mezclarlos con agua, además de mezclar también papel crespón de distintos colores con agua.
De esta forma conseguimos agua con distintas tonalidades de color:
Después, comenzamos a introducir en cada botellita claveles, hojas de lechuga y un puerro.
Cuando terminamos, preguntamos qué creían que podría ocurrir. Todos/as tenían clarísimo que los claveles, las hojas de lechuga y el puerro se volverían del color que tenía el agua.
Así que los dejamos durante un fin de semana a la espera de llegar y observar cambios.
Cuando llegamos a clase el lunes...
Algunos de los claveles, hojas de lechuga y el puerro se habían teñido del color de su colorante. Precisamente, los que tenían el colorante hecho con los cartuchos de rotuladores gastados.
Cortamos el puerro por la mitad para observar detenidamente como la tinta ha subido por unos tubitos muy finitos que tiene dentro, llamados capilares.
Después, decidimos intercambiar los claveles teñidos, de tal forma que el clavel azul pasó al colorante rojo y, el clavel rojo al colorante azul.
Tras dos días de espera y, aunque en la foto casi no se aprecia, finalmente conseguimos ver como de nuevo los bordes de sus pétalos se estaban tiñendo del nuevo colorante.
Con este experimento, hemos podido comprobar la importancia que tiene el agua para las plantas pues, al igual que para nosotros, es fundamental en nuestra vida.
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