El último de nuestros experimentos realizados en el taller recibió el nombre de "Papas arrugadas". Para realizarlo, necesitábamos: una patata cortada por la mitad, agua, sal y dos recipientes hondos.
Llenamos los dos recipientes de agua, solo a uno de ellos le añadimos sal y colocamos cada mitad de la patata con la parte plana hacia abajo.
Según nuestras instrucciones, debíamos observar cuando pasaran 30 minutos, pero como nuestras dos mitades de patata seguían igual al pasar ese tiempo, decidimos echar más sal en el recipiente correspondiente y dejar todo el fin de semana.
Al volver el lunes, nos apresuramos a observar si se habían producido cambios y, efectivamente, había ocurrido algo. Mientras que la patata que había estado en agua seguía igual, la patata que había estado en agua y sal estaba más blanda, arrugada y con un color más pálido.
Intentábamos pensar qué es lo que había sucedido. Se nos ocurrían cosas como que cuando pasas bastante tiempo en el agua te arrugas, pero no nos quedaba claro por qué una sí se arrugó y la otra no...
Así que decidimos buscar la explicación en nuestro libro de experimentos y allí pudimos leer la conclusión a este experimento. La sal había provocado la extracción del agua que tiene la patata en su interior, por lo que se deshidrató y arrugó. Exactamente lo que puede ocurrirnos a las personas si sudamos mucho y no bebemos suficiente agua.
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