jueves, 14 de diciembre de 2017

APORTACIONES AL PROYECTO DE MIGUEL ÁNGEL

Durante este trimestre hemos ido recibiendo en clase diversas aportaciones para nuestro proyecto anual de arte sobre Miguel Ángel.


Gonzalo Pérez nos ha traído información sobre las esculturas y pinturas de Miguel Ángel.


 

Gonzalo López nos ha traído dos libros sobre Miguel Ángel y una pequeña escultura de "David".




Unai nos ha mostrado las fotos de su viaje a la Ciudad del Vaticano y a Florencia donde pudo ver obras de Miguel Ángel.


Noemí nos ha traído una enciclopedia multimedia que nos ofrece mucha información sobre Miguel Ángel y sus obras artísticas.

Por otra parte, poco a poco vamos descubriendo la vida de Miguel Ángel gracias al libro que hemos comprado para clase "Miguel Ángel, el artista divino", del cual leemos un capítulo cada semana.


De lo que hemos leído hasta ahora, hay una historia que nos ha llamado mucho la atención  y que nos ha encantado, referida a la cabeza de fauno. Os la dejo aquí:

Cuentan que en 1490 el mismísimo Lorenzo el Magnifico, gran amante del arte, y sobre todo de la escultura, se lamentaba por el hecho de que los jóvenes artistas tenían más pasión por la pintura que por la escultura, y no estaban dispuestos a dedicarse a esculpir. Por eso parece ser que pidió al maestro Ghirlandaio que le recomendase dos jóvenes aprendices, para que se trasladasen a la escuela de escultura instalada en el jardín de los Médici. Parece ser que Ghirlandaio recomendó a Miguel Ángel y Francisco Granacci porque veía que sus inclinaciones se orientaban hacia la escultura.
Así, en 1490, Miguel Ángel dejó el taller de pintura de Ghirlandaio para ingresar en la escuela de escultura de Bertoldo di Giovanni, bajo el mecenazgo de Lorenzo de Médici. Según cuentan la estancia en el taller de Ghirlandaio había sido más corta de lo estipulado en el contrato de aprendizaje, ya que el fuerte carácter que tenía Miguel Ángel, pese a su juventud, hizo surgir ciertas discrepancias con su maestro que además ya no tenía nada más que enseñarle.
Recogen sus biografías que, cuando Miguel Ángel y Francesco Granacci llegaron por primera vez al jardín de los Médici encontraron a Pietro Torrigiani (Florencia, 1472-Sevilla, 1528) también alumno, que bajo la guía de Bertoldo estaba haciendo algunas figuras de barro. Parece ser que Miguel Ángel, para imitarlo, se puso rápidamente a modelar otra figura, lo que atrajo la atención de Lorenzo el Magnifico, que casualmente paseaba por allí. Desde ese momento Miguel Ángel se convirtió en uno de los protegidos de Lorenzo.
El primer trabajo en mármol de Miguel Ángel fue el rostro de un viejo fauno, copiado de un modelo antiguo arruinado por el tiempo. Miguel Ángel modificó la boca, que hizo abierta, mostrando la lengua y los dientes. Cuentan que cuando Lorenzo el Magnifico la vio, para burlarse de él, lo reprendió haciéndole la observación de que lo viejos no pueden tener todos los dientes. Miguel Ángel algo contrariado, y mientras Lorenzo continuaba su visita por el jardín, rompió rápidamente un diente y perforó la encía, esperando tal vez que Lorenzo pasara de nuevo. Cosa que ocurrió, y Lorenzo quedó gratamente sorprendido por la rapidez y la simplicidad de animó del joven.
Tan sorprendido quedó Lorenzo el Magnifico con la destreza y forma de ser de Miguel Ángel que llegó incluso a pedirle a su padre poder afiliarlo, acogiéndolo en el palacio de la familia Médici de la Vía Larga, como uno más de sus hijos. Gracias a esto el joven Miguel Ángel tuvo la suerte de relacionarse con los miembros más jóvenes de la familia, entre ellos Juan y Julián de Médici, futuros Papas León X y Clemente VII, respectivamente.





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