Libremente, cada niño/a eligió el mandala que quería y, con diversos materiales, como lápices de colores, papel de seda, papel charol, pompones, bolitas de corcho, algodón, purpurina, pinturas... fue trabajando y realizándolo con mucho cuidadito.
Finalmente, en la parte de atrás escribieron "¡Feliz Navidad!" y su nombre.
¿QUÉ SON LOS MANDALAS?
La palabra "mandala" proviene del sánscrito y se ha utilizado para designar imágenes organizadas alrededor de un centro.
Para el gran público, el mandala está ligado a prácticas religiosas, espirituales o esotéricas orientales y, por lo tanto, relegado del medio educativo clásico. No obstante, en los últimos 20 años, destacados pedagogos, psicólogos y neurólogos han profundizado sobre el sentido que puede aportar a nuestra vida diaria el dibujo centrado, en un marco estrictamente pedagógico.
Durante el proceso de iluminación del mandala se aprende a enfrentar con mayor tranquilidad las situaciones difíciles de la vida cotidiana.
MANDALAS Y PEDAGOGIA
La experiencia de maestros, padres y acompañantes de la educación ha demostrado que colorear mandalas, es una excelente herramienta para conseguir el equilibrio óptimo de los alumnos.
Los niños y los adultos pueden encontrarse a gusto coloreando mandalas, ajenos a cualquier exigencia exterior de rendimiento. Este sentimiento de liberación genera un mejor funcionamiento cerebral o desbloqueo psicológico.
La eficacia del mandala permite calmar niños muy inquietos, ayudarlos a mejorar su concentración, disminuir su excitación, fatiga o angustia previa a exámenes, dando a los profesores y padres de familia ayuda para lograr mejores resultados en el proceso enseñanza-aprendizaje.
La neuropedagogía es el fundamento del uso de los mandalas en el campo pedagógico.
Fuente: www.escuelaparapadres.com
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